sábado, 3 de noviembre de 2018

Elige bien tu disfraz para la noche de brujas, para no terminar en prisión.


Elige bien tu disfraz para la noche de brujas,
para no terminar en prisión.

Las fiestas que se organizan a inicio del mes de noviembre desde hace unos años se ven coloreadas por tradiciones ajenas al país, pero que los mexicanos las acogemos con gran cariño.

En estos festejos todos comenzamos a buscar maquillaje y vestuarios que nos hagan llamar la atención de amigos, conocidos y público en general. Pero estos disfraces de llegar a ser muy realistas o por las actuaciones que despleguemos con los mismos, podrían llevarnos de una fiesta alegre a una cómoda celda en prisión.

La norma jurídica tiene por objeto regular el comportamiento del ser humano en sociedad, en estas fechas la alegría invade los corazones y el animo de todos los mexicanos, los disfraces nos invitan a hacer travesuras y bromas a las personas que nos rodean, esas actividades si no se controlan cabalmente pueden causar furor y ocasionar graves problemas entre la ciudadanía.

Como ejemplo solo basta con recordar las bromas que se viralizaron hace algún tiempo de personas que se vestían de payasos diabólicos y que hacían pensar que se trataban de entidades que salían de ultratumba para reclamar la vida y alma de los hombres de bien, lo que resulta en la comisión de algunos delitos, los cuales varían de denominación entre estados, y que posiblemente se unificaran si se emite un Código Penal Nacional en México. Independientemente, estas actividades causaron delitos en contra de la seguridad pública, perturbaron el orden público, sembrando el pánico entre la ciudadanía. En el caso de la ciudad desde la que escribo, esta actividad podría causar que quien realice estos actos sean calificados de terrorismo, que es castigado hasta con cincuenta años de prisión.

Muchas personas pueden intentar dar realismo a su disfraz y comenzar a actuar acorde al papel que representan, de tal manera que un disfraz de policía o de medico podrían meternos en problemas, al cometer delitos de usurpación de funciones publicas o de profesión, si es que dicha actividad rebasa los limites y comienza a parecer creíble para terceros.

Lo mismo ocurre si añadimos a nuestro vestuario algún accesorio como una cierra eléctrica, alguna daga o pistola que sea muy realista o incluso real. En este último caso podemos hablar de portación de instrumento prohibido o arma de fuego sin licencia, lo que constituye un delito de jurisdicción federal, de tal manera que un ligero error de apreciación por parte de nosotros podría llevarnos a situaciones desagradables por el simple hecho de poseer un accesorio que no constituye una fantasía.
En el caso de que solo llevemos utilería y esta sea muy realista, no significa que estemos libres de cometer un delito,  si estamos en una actitud festiva posiblemente usemos esta indumentaria para fingir con algún desconocido alguna situación de riesgo. Sí el desconocido no se da cuenta que se trata de una broma inocente, podría pensar que en realidad estamos amenazando su vida o que realmente lo estamos asaltando, lo que resulta mínimamente en la comisión del delito de amenazas, de tal manera que un simple jugueteo nos poda meter en serios problemas.

Por ello más allá de preocuparnos por parecer verdaderos asesinos, monstruos, médicos o policías, debemos tener mucho cuidado de las actividades que despleguemos para llamar la atención, al festejar podríamos tener una regresión a la infancia por la alegría que sintamos, posiblemente esto nos lleve a no medir la consecuencia de nuestros actos dentro de esta fantasía que se desata por la época, pero en realidad somos personas mayores de edad, con plena capacidad de distinguir sí lo que hacemos, es o no una conducta típica, un delito, lo que puede llevarnos de la alegría a una pena detrás de las rejas.
Esta reflexión es totalmente independiente, de quienes aprovechando las mascaras y disfraces buscan cometer algún delito sirviéndose del ocultamiento deliberado de su identidad que permiten los festejos propios de las fechas, no está de más hacernos consientes de estas conductas, de tal manera que siempre concluyamos que todo festejo debe realizarse con plena conciencia y responsabilidad.

Abogado del Rey.

1 comentario:

  1. Los niños al pedir calaverita son atropellados pues muchas veces por el furor andan corriendo sin fijarse o el disfraz no es su talla les quita visibilidad.

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